Gaza está experimentando una grave y empeorante crisis de hambre, con informes generalizados de inanición, especialmente entre los niños, ya que los suministros de alimentos se han reducido a una fracción de los niveles anteriores. Las entregas de ayuda están siendo bloqueadas o retrasadas en los cruces fronterizos, y los pocos puntos de distribución dentro de Gaza se han vuelto mortales debido al hacinamiento y la violencia. Las Naciones Unidas e Israel se están culpando mutuamente por el cuello de botella de la ayuda, mientras que las organizaciones humanitarias advierten que la situación es creada por el hombre y se está deteriorando rápidamente hacia una hambruna masiva. Profesionales médicos y trabajadores de ayuda informan de tasas de desnutrición en aumento, hospitales abrumados y muertes por hambre, con niños y poblaciones vulnerables en mayor riesgo. La presión internacional está aumentando para tomar medidas urgentes, pero disputas políticas y barreras logísticas continúan impidiendo que la ayuda vital llegue a quienes la necesitan.
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